Thursday, October 06, 2005

STEPHANIE a los 13 años
















El Amor es ciego, el Amor no tiene fronteras.....Cuando el Amor, llega asi de esa manera, uno no tiene la culpa.....

Estaba en la Biblioteca Central, en busqueda del DVD de Lolita por Stanley Kubrick, con el ánimo de saciar mi curiosidad sobre el personaje del que tanto los literatos hablan; cuando senti la mirada inquieta de aquella niña, de labios tiernos, senos urgidos y caderas ingenuas cubiertos por unos jeans, que forraban sus curvas definiendo una pequeña hendidura que se veia entre sus piernas.

Segui en mi busqueda, como si nada ocurriera, pero su mirada continuaba penetrando en mis ojos, como si ella quisiera llamar mi atención. Traté de evadir su insolente mirada, pero seguia contorneando su cuerpo, como si algo la estuviera estrujando por dentro.

Se detuvo un instante, y muy femeninamente sacó de su carterita de Hello Kitty; un espejuelo, como si quisiera arreglar su rostro para alguien que la estuviera viendo. Eso fue lo que me imaginé, pero me di cuenta, que aquella táctica de ponerse de espaldas como si yo no le importase, era solamente una forma de esconder su deseo y espiarme atraves de su pequeño espejuelo, utilizándolo como un espejo retrovisor que observa todo lo que sucede a sus espaldas.

De pronto se levantó de su silla, y caminó coquetamente hacia el revistero que colindaba con la estanteria de DVDs, y senti que era mi obligación corresponderle de alguna forma a su petición de su dialogo corporal. Asi que decidí, aproximarmele como si nunca la hubiese visto en mi vida, pero mi corazón comenzaba a latir velozmente, que mi sangre estaba calentando mi cuerpo y mi instinto animal sentia el hambre con ganas de devorar su presa.

Ella, se movió con la habilidad de un venado y se dirigió a la sección de CD de música clásica, que estaban en la parte baja, asi que por un instante se perdió en el horizonte, y solo divisé unos dedos que se sujetaban en un estante.

Caminé lentamente, como si no hubiese visto nada; pero ella permanecia acurrucada, escondida entre los CDs, como si quisiera ocultar algo, me acerque lentamente y deje que mi mano, tocara sus dedos que se apoyaba en el estante, comence a palpar su mano con ternura, a rozar mi mano sobre su muñeca, a bajar mi mano buscando su cuello blanco, bañado con cabellos dorados, mi mano seguia acariciendo su cuello, que algunos pequeños gemidos de becerro, empezaron a escucharse entre los estantes.

Mi ojos estaban, estaban aqui y alla, alla y aca, vigilando que nadie descubriese este idilio, que el destino siguiera su curso, que estas dos almas sintieran sus cuerpos desdoblarse. Mis deseos y sus deseos se habian unificado, mi mano habia descendido hasta sus pezones, y ella con su boca abierta dejaba salir el placer que esta sintiendo su cuerpo.

Mi instinto animal seguia apoderándose de mi mente, alma y cuerpo; era inutil dar marcha atrás. Ya habia descendido hasta los infiernos de la perdición, y mis labios se entrecuzaron con los suyos, mi mano siguió su destino, comencé acariciar su vientre, como si fueramos los únicos en este mundo; mi mano se introdujo entre sus panties, y senti que estaba húmedo, como si fuera aceite de oliva, viscoso, con un profumo de bosque silvestre, con un sabor a miel agridulce.

Enloquecido, totalmente desenfrenado; le susurré al oido que éste no era el lugar ideal, para dos almas que el universo habia citado, asi que le dije que bajaramos al sótano, que alli habia un baño que nadie conocia, asi ninguna persona seria testigo de nuestro amor bendecido por la mano divina del Amo y Señor del Universo; que nos habia traido a este mundo para amarnos los unos a los otros, hasta el fin de nuestros dias.

Ella, enceguecida por la lujuria desatada, sin ninguna objeción se dirijió, al lugar prometido. Primera ella bajo las escaleras y luego como si nadie supiese descendi con mis libros de poesia medieval. Encendi la luz del baño, para verificar que todo estaba en orden y estaba en perfectas condiciones para el ritual que el destino nos habia deparado. Ella suspiraba, como si algo quisiera explotar en su interior, cerré la puerta con doble seguro, y segui acariciando su cuerpo, succionando sus pezones rosados, besando su cuello, atragantándome en su boca, alimentándome con su saliba.

Mis dedos estaban ahi, ahi mismo donde debian estar, frotando su tierno clitoris, girando mis dedos buscando el infinito, sentia su sudor pegándose a mi cuerpo, la levanté con sus dos piernas abiertas, mojada como un riachuelo de cuentos de hadas; y yo ahi, duro, firme, grueso y grande, para enterrar mi arma y sentirme el caballero que hace feliz a su doncella.

Que placer senti cuando mi arma entró resbalándose, sin obstáculo alguno, pero con un hilo de sangre sobre su piel blanca; la faena habia sido un éxito, el torero habia cumplido su misión de enterrar su arma hasta sentir los latidos de su corazón. Mi mano sobre su boca, no dejo salir los gritos que se ahogaron en el silencio, como cuando la presa deja de moverse porque su Amo y Señor la tiene totalmente subyugada.

Tres golpes secos, sonaron en la puerta....

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