Tuesday, October 25, 2005

LA FURIA DE WILMA








Vino y acabó. En las aproximadamente seis horas que le tomó cruzar el estado de oeste a este, Wilma dejó un muerto y un número indeterminado de heridos, por lo menos 6 millones de personas sin electricidad en el estado, provocó daños estructurales en importantes edificios del sur de la Florida y tumbó al piso miles de pies cúbicos de árboles, arbustos y postes de luz.

Además, arrancó techos, destruyó fachadas de tiendas y comercios, derrumbó casas y provocó serias inundaciones, y cuando se fue dejó a una población asustada que ayer permaneció todo el día en sus casas.

Por lo pronto el presidente George W. Bush declaró al estado de la Florida zona de desastre mayor, y las autoridades del condado Miami-Dade decretaron un toque de queda indefinido entre las 8 p.m. y las 6 a.m., el cual posteriormente se hizo extensivo al condado Broward, entre 7 p.m. y 7 a.m.

Según el alcalde del condado, Carlos Alvarez, ``hay daños estructurales en el aeropuerto [internacional de Miami] que están siendo evaluados, así como en el sistema del Metrorail.

''Los daños son masivos, ojalá esto fuera como Katrina, pero es peor'', añadió el alcalde.

Alvarez advirtió también que las reparaciones ''no son cosa de una semana'', sino que la ciudadanía debe prepararse para estar ``un tiempo largo sin electricidad''.

En Coral Way, avenida emblemática que une Coral Gables con Miami, los tablones volados de un edificio en construcción cruzaron la calle e impactaron edificios de oficina y la sede de Terra Bank.

''Me quedé de guardia durante toda la noche por si ocurría algo grave, y ya ve los destrozos'', explicó Jean Benliss, el encargado de mantenimiento.

En el octavo piso se encuentra la emisora de radio 1360 WKAT, la cual estuvo transmitiendo hasta que a las 6 a.m. se quedó sin electricidad.

A falta de luz, Julie Kramer, una técnico de sonido, contempló asustada cómo se empotraban tablones de madera en las ventanas. Del desorden y destrozo interior se encargó posteriormente las oleadas de aire que durante más de cuatro horas castigaron con enorme intensidad Miami y sus alrededores.

Al igual que en el Terra Bank, Wilma se cebó especialmente en el distrito financiero de Brickell, con edificios de otras sedes de banco.

''Es como si Wilma tuviera una deuda especial con los bancos'', aseguró con cierto humor Jean Benliss, que observa con precaución el enorme trabajo por delante para reparar los destrozos causados por el huracán.

La avenida Brickell, conocida como un elegante y verde paseo que conecta a Coconut Grove con el downtown de Miami, parecía ayer en la tarde una escena de la película El Día Después. Con ramas y troncos caídos por toda parte, la avenida sólo estaba abierta en dirección norte-sur, puesto que el otro carril quedó automáticamente cerrado con la caída de un gigantesco árbol a la altura de la calle 20.

Varios edificios de Brickell sufrieron importantes daños. Diana Montoya, una colombiana que reside en Coral Way con South Miami Ave., relató ayer en la mañana que el edificio Greenberg Traurig, un rascacielos en la avenida Brickell con la calle 15, había sufrido importantes daños como la pérdida de sus ventanas. Montoya cree que unos vidrios que aterrizaron en su balcón venían del edificio Greenberg Traurig, ubicado a más de dos cuadras de su condominio.

En Miami Beach, por lo menos dos torres de apartamentos y una de oficinas quedaron con enormes boquetes de aire en las paredes cuando los cristales reventaron. En la zona de Alton Road, árboles centenarias fueron arrancadas de cuajo y tiradas para el medio de la calle interrumpiendo el trafico al menos en dos puntos.

La céntrica avenida Washington, usualmente animada en esta época del año, a media mañana de ayer la mayoría de las personas eran confundidos turistas que se sorprendían a cada momento por los estragos que iba descubriendo.

''Jamás en mi vida he visto esto'', dijo Iñaki Robles, un turista español que visitaba el sur de la Florida por primera vez. ''Si no saco fotografías, es muy difícil describir esto a la gente a mi regreso'', añadió.

Por otro lado, era imposible entrar o salir de Cayo Hueso. El 35% de la ciudad quedó inundada, en algunos lugares hasta 5 pies, incluyendo el aeropuerto, y la carretera nacional número 1, la única que vincula a las islas con el continente, estaba cortada en tres tramos, aislando a sus habitantes de tierra firme.

El ojo de Wilma tocó tierra alrededor de las 6:30 a.m. de ayer cerca de Cabo Romano, a unas 22 millas al sur del balneario de Naples, en el condado Collier, con vientos de 125 millas por hora y categoría 3. Pero en la medida que se fue internando en el estado, los vientos fueron disminuyendo de velocidad hasta alcanzar 115 millas, bajar a categoría 2 y salir al Océano Atlántico alrededor del mediodía.

Además de la falta de electricidad, en Miami-Dade Wilma tumbó a 20,000 líneas de teléfono, dañó cinco tuberías de agua potable y los especialistas detectaron que hay 500 estaciones de bombeo de alcantarillado sin funcionar.

Alvarez dijo que el toque de queda se justificaba tras la detección de varios saqueos en la zona del downtown y de Overtown, dando origen a siete detenciones.

''Es un problema de seguridad. Muchos negocios no tienen electricidad y las alarmas no funcionan, por lo cual se justifica el toque de queda'', dijo Alvarez a El Nuevo Herald, durante una inspección al Centro de Emergencias del condado.

Pero Wilma también ha causado grandes problemas a las aerolineas, principalmente a las que usan el Aeropuerto Internacional de Miami, uno de los más concurridos en los vuelos a Latinoamérica.

Por lo menos 2,000 vuelos fueron cancelados cuando debian aterrizar en los tres aeropuertos del sur de la Florida. Las autoridades calculan que tardarán "dias'' en volver a la normalidad.

"Prácticamente, todo el tráfico de Latinoamérica a Norte América ha sido interrumpido. Miami es un punto importante y este es un gran problema'', dijo el portavoz de American Airlines, John Hotard.

El aeropuerto de Miami permaneciу cerrado el lunes y lo estarб este martes tambiйn. los pasajeros que no encontraron hoteles fueron enviado a refugios en el condado Miami-Dade.

Mientras tanto, Wilma siguió desplazándose por el Oceano Atlántico. Al atardecer se encontraba ya a unas 180 millas al norte de la isla Gran Abaco, al noroeste de las Bahamas, y se habia convertido en un huracán de categoria 3 con vientos de 120 millas por hora.

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